Hace apenas unos meses, me hicieron el mejor regalo de cumpleaños, un viaje a Nueva York. Siempre había sido mi sueño y mi lugar preferido, pero por tema de dinero nunca había podido ir Hasta que llegó el día. Mi familia es originaria de distintos lugares de España, pero, aún así, vinieron hasta donde yo vivía, únicamente, para darme la sorpresa que habían organizado entre todos. Fue una experiencia increíble. Fue así gracias a ellos. A día de hoy ese es el mejor recuerdo que puedo tener y es algo que siempre podré explicar.
Anónimo
Cuando tenía 5 años me fui de vacaciones con mis padres y mis primas a un camping cerca de la ciudad de Vic. Durante esas vacaciones pasamos muchos buenos momentos todos juntos. Conocimos un perro que era de los dueños y se llamaba “Boira”. Durante muchos días estuvimos jugando con él e hicimos muy buenas migas, le cogimos mucho cariño.
Anónimo
Historia 16: La pesadilla del joven chiquillo.
Un joven está en la calle con sus amigos y coge el móvil que lo tenía apagado y cuando lo enciende ve 40 llamadas y 57 mensajes de su madre diciéndole que llega tarde. El chaval al verlo, ni se despide de sus amigos, sale corriendo y se tropieza con un perro, el perro le muerde y le hace un esguince de 3,2 cm de diámetro. Por fin llega a casa, le cuenta todo lo que le había pasado, porqué había llegado tarde,... y su madre, en vez de ayudarle, coge una chancla, se la lanza y justo rebota contra un cuadro de barcos y le da en la herida del tobillo. El chaval se levanta gritando, empieza a cojear gritando de dolor, se asoma por la ventana para que le de un poco el aire para refrescarse y se acerca su perro, que se suponía que estaba bien domesticado, le muerde y se cae por la ventana haciendo un doble "backflip" planchado. Cae de pie, se le pone bien el tobillo que tenía roto y ya puede caminar otra vez perfectamente. Da un salto de alegría y al caer, con tan mala suerte, se hace daño y muere.
Hastagman.
Historia 17: Me han robado la moto.
Era una tarde de verano de 1986, yo estaba en mi casa buscando mi queridísimo casco flameado. Tenía una ruta pensada para hacer con mi nueva moto. La noche anterior no pude concebir el sueño con facilidad, estaba demasiado emocionado con mi nueva adquisición. Cuando cerré la puerta de casa despidiéndome de mi querido Max, mi inseparable chucho y avancé hacia mi plaza de párking para coger mi nueva moto, ví que algo faltaba allí. No caí en la cuenta hasta que, 20 segundos después vi que lo que faltaba era la moto. ¡Alguien me había robado la moto! No sabía qué hacer, mi nueva Harley Davidson del 81 no estaba y no podía imaginarme quién había podido entrar en el garaje. Llamé a la policía y recordé al instante que la moto, al ser de segunda mano, tenía algunos problemas mecánicos y tuve que llevársela a mi mejor amigo, Juan Alejandrino. Al final, resultó que era Alejandrino quien tenía la moto y todo terminó en un susto.
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Historia 18: Humanos
La situación que estamos atravesando es dura. Estábamos acostumbrados a tenerlo todo a nuestro alcance, a la libertad, a la autonomía. Vivíamos pensando que lo podíamos todo, que nada nos pasaría, que éramos invencibles. Estábamos tan preocupados en hacer notorias nuestras diferencias, en tratar mal, en humillar, en odiar. Habíamos olvidado lo que significaba comer en familia, pasar un tiempo con los tuyos, disfrutar de lo simple.
Ojalá que este tiempo de confinamiento nos vuelva más empáticos, más pacientes, más humanos.
Anónimo
Historia 19: Marisa
Marisa, una señora muy optimista durante toda su vida, aún a sus 82 años nunca había cambiado su actitud ante la vida. Después de su rutina de lectura con sus dos gatitos, Elva y Naire, siempre cogía su libreta y se iba a la orilla del mar a escribir historias, pensamientos, recuerdos... El estar allí le hacía sentirse ella misma y libre, hasta que un día encendió la televisión y se dio cuenta de que por su salud era mejor no salir durante un largo tiempo. Marisa, con una lágrima en sus ojos y con una gran esperanza, siguió escribiendo historias en casa, de esa manera, cuando todo acabara podérselas contar a las olas del mar con la cabeza bien alta.
Anónimo
Historia 20: Mal sueño
Una noche de verano iba yo por la calle camino a casa cuando sentí un escalofrío, casi sin pensarlo me giré de forma espontánea y para mi asombro vi a una persona, que disimuló al ver que me fijé en él. Decidí seguir mi camino a casa, pero cada vez que giraba una esquina me fijaba en si aquel hombre con capucha seguía el mismo camino. Hizo un giro en una calle, cambió de dirección a la que iba y seguía detrás de mí eso me confirmó que me estaba persiguiendo. De pronto se desperté y descubrí que era solo un mal sueño.
Anónimo
Historia 21: VIAJE A LA NIEVE
Siempre estuve interesado en ir de vacaciones a los Pirineos, pero no encontrábamos la ocasión; hasta que un buen día pudimos.
Íbamos de camino hacia allí cuando, de repente, vimos unas grandes montañas cubiertas por una capa de nieve. Cuando estábamos cerca del hotel la carretera empezó a cubrirse de nieve y el coche comenzaba a patinar.
Por fin llegamos al hotel, nos bajamos del coche y subimos las maletas a la habitación. El hotel estaba situado en el lugar perfecto, con unas vistas impresionantes de todo el valle nevado. Te sentías pequeño al lado de esas montañas colosales y, por supuesto, contento por estar de vacaciones en ese bello lugar.
Anónimo
Historia 22: Mi gato
Un día mi familia y yo viajamos a Valencia en coche. En el trayecto de ida paramos a las tres horas en una área de servicio para desayunar y cuando volvimos a los coches en uno de ellos se escuchaba un sonido que no sabíamos distinguir. Agudizamos un poco más el oído y se distinguía que eran maullidos de gato. Nos quedamos muy sorprendidos así que abrimos el capó y nos encontramos a un cachorro de gato anaranjado. Lo cogimos y nos lo llevamos. En Valencia fuimos al veterinario para chequearlo. No tenía chip y estaba sano así que decidimos quedárnoslo. Hoy día es mi mascota y su nombre es Luna.
Anónimo
Historia 23: Vive la vida sin peros
Al inicio del confinamiento no éramos conscientes de lo que estaba pasando. Ahora, llevamos 17 días encerrados en casa y ¡estamos que nos subimos por las paredes!
Pero siempre hay que ver el lado positivo de las cosas. Ahora que estamos confinados podemos aprovechar para pasar más tiempo con nuestra familia cercana, hacer esas miles de cosas que tienes pendiente por hacer pero nunca tienes tiempo y, sobre todo, estar más tiempo contigo mism@.
Anónimo
Historia 24: La reunión.
Hace un par de años ya, cuando estudiaba en Badalona, tuve que volver a hacer las recuperaciones de septiembre. Ese día, me quedé a dormir a casa de un amigo, o mejor dicho, a estudiar porque no dormimos nada. La tarde de acabar los exámenes, tenía una reunión y cuando la persona con la que estaba reunida abandonó la sala durante unos minutos para ir a recoger un papel, me quedé dormido en la mesa. Al despertar me lo encontré delante observándome con una sonrisa de oreja a oreja.
Anónimo
Historia 25: Un deseo...
Nunca imaginé que llegaría a tener tanto cariño y aprecio a varias personas solo conociéndolas durante unas pocas semanas y horas haciendo prácticas en una residencia de ancianos. La verdad es que son seres entrañables e inocentes que infinitas veces son abandonados y maltratados ya sea por sus familiares o los mismos auxiliares del centro. He elegido este tema porque la vivencia que yo tuve con estas personas fue inolvidable y actualmente debido a la situación mundial, en este mismo centro todas las personas están infectadas por el virus y varias han muerto. Solo quiero que valoremos lo que tenemos antes de perderlo porque estas personas no se merecen estar solos en fechas tan señaladas como la Navidad o estar solos día a día y que los cuidados de los auxiliares no sean tan escasos.
Anónimo
Historia 26: La playa
Siempre me ha dado miedo la profundidad del mar. Hace mucho estuve en la playa con mis primos veraneando en Peñíscola. Hubo un momento en que estaba bañándome y algo me tocó la pierna y no sabía lo que era. Acto seguido, salté a agarrarme a lo más cercano que tenía con la esperanza de que fuese mi prima, pero resultó ser una señora a la que no conocía de nada. Yo estaba mirando el fondo para ver qué era lo que me había tocado y cuando me giré grité “¡qué susto!, perdóneme”, me bajé muy despacio y me fui. Creo que le di tanta pena a la señora que no me dijo nada.
Anónimo
Historia 27: UN BUEN CUMPLEAÑOSUn día, tres amigas y yo, alquilamos un piso para pasar el día e irnos de fiesta porque era el cumpleaños de una de ellas. Fue en noviembre, si no recuerdo mal. Fuimos a ver el piso y pues... ya nos quedamos allí. Vimos el balcón y salimos a fumarnos un cigarro ya que en el piso no se podía fumar. Cerramos la puerta del balcón para que no entrara el humo y no oliera mal. Todo iba bien hasta que decidimos entrar, porque nos estaba entrando frío y dos de nosotras íbamos en manga corta, y en ese momento nos dimos cuenta de que nos habíamos quedado encerradas. Nos empezó a entrar el pánico y llamamos al dueño del piso, nos dijo que tardaría un poco en venir. Resultó que allí nos quedamos dos horas encerradas en el balcón, muriéndonos de frío y una amiga llegando tarde al trabajo.
Anónimo